Autor: Mitologia Griega.
Tiempo de lectura: 5 minutos.
Comenzamos el mito:
Hace mucho tiempo, cuando el caos reinaba el universo, en nuestro planeta solo Vivian dioses y semidioses como gigantes, ninfas, etc. Fue en esos tiempos donde Zeus tomo el poder como: “El principal Dios del Olimpo”. Y este, se encargó de poblar la tierra con diferentes tipos de animales y seres extraordinarios.
Zeus libero a sus hermanos e hijos de su padre, quien no le daba mucho futuro a sus retoños.
Así, el dios encargo a Epimeteo y Prometeo, repartir los dones sobre los seres vivientes terrenales, pues las divinidades que vivían antes fueron separadas de la tierra.
Así, Epimeteo entrego todas las características que pudo encontrar a los diferentes animales que tenía enfrente.
A unos les dio una belleza incomparable, a otros una velocidad feroz, algunos recibieron un gran cuerpo, otros por el contrario eran pequeñitos.
Cada uno contaba con un don sin igual, y muy pronto todas las habilidades terrenales habían sido repartidas.
Y por último, Prometeo moldeo un poco de arcilla, a imagen y semejanza de los dioses, creo al hombre pero ya no tenía más virtudes para repartir.
Es así que, toma “prestado” del dios Hefestos, el fuego del Olimpo, y dotando al humano de sabiduría e inteligencia tomada de la diosa Atenea les entrego: La Razón. Con lo cual, estos pudieron aprender a sobrevivir, además de artes, ciencias y música.
Este ser, dotado de raciocinio e intelecto, podía elegir si hacer el bien o el mal, o más allá de eso.
Zeus, enojado, al ver su mundo sometido al ser terrenal, quien contaba con juicio propio, muy molesto, se hizo notar con truenos, rayos y centellas.
Encadeno a Prometeo, sin que pueda moverse, en un extremo del universo, y lo condeno a que, cada mañana, un águila le comiera las entrañas, y por la noche, se le regeneren.
– FIN –
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