Autor: Mitología griega.
Tiempo de lectura: 7 minutos.
Comenzamos el Mito:
Nacimiento de la belleza hecha mujer: Helena.
Tindáreo, fue rey de Esparta, estaba casado con Leda, quien dio a luz un “huevo” de donde nació Helena y Pólux. ¿Un huevo? Así es, Leda, hechizada y seducida, se unió con un cisne, que no era otro que el señor del olimpo, Zeus.
Así, el verdadero padre de Helena, fue Zeus.
Su nombre significa: “Helena: Luz que brilla en la oscuridad”. Sin duda, su luz alumbró los corazones de muchos hombres griegos.
Tindáreo, la crio junto a sus demás hermanos, Castor y Clitemnestra. Los hermanos varones fueron conocidos como los “dioscuros”. Y cuidaron mucho a su Bella hermana.
Helena, creció y se instruyó como toda una hija del Rey espartano, sino también como la hija del dios Zeus.
Infancia de Helena: Primer rapto por parte de Teseo.
Las noticias sobre su belleza, viajaron por toda Grecia. Llegando a oídos del futuro Rey ateniense Teseo (hijo de Poseidón).
Teseo no se anduvo con rodeos, y rapto a la princesa de Esparta, su plan era casarse con una de las hijas de Zeus. En Atenas, sin embargo, no lo recibieron. Pues temían una guerra próxima con Esparta.
Helena fue llevada por el héroe ateniense a la ciudad Afidna, donde vivía su madre.
Pero al buscar Teseo y su amigo Piríto, a otra hija de Zeus, se fueron al inframundo, donde Hades les tendió una trampa, atrapándolo por un periodo largo.
Es así que, los Dioscuros, hermanos de la princesa de Esparta, salvaron a Helena de su arresto. Regresándola donde pertenece.
La boda de Helena de Esparta
Tindáreo, el flamante rey de Esparta, sufría la perdida de sus hijos Pólux y Castor, quienes a su vez, se alzaban como inmortales, uno en el Olimpo y otro en el Hades, gracias a Zeus, quien se dice que engendro a uno de ellos.
El rey, ya viejo, debía tener un sucesor, entonces demando a Helena a conseguir una pareja.
Fueron muchos los pretendientes, entre reyes, nobles guerreros y demás héroes griegos. Entre ellos se encontraban: Menelao, Odiseo, Nestor, Agamenón, Áyax, entre otros.
Tindáreo, se encontraba confundido y preocupado, temía que la decisión de Helena causara una gran guerra para Grecia. Pero, el muy astuto Odiseo, viéndose en desventaja con los demás pretendientes, reyes más ricos, y guerreros más prominentes, aconseja al espartano.
- Para que todo esto termine entre la paz para los pueblos hermanos, hagamos que todos los pretendientes juren ante los dioses apoyar la decisión y defender al futuro esposo contra raptos y ofensas.
Sacrificando un vigoroso toro, la juramentación de los pretendientes se dió en Esparta, y Odiseo se ganó la confianza de Tindáreo, y le pidió la mano de su sobrina “Penélope”.
Helena eligió entre todos sus pretendientes a Menelao, un joven hermoso y atlético, con una melena rubia clásica en él.
Ante la furia de Agamenón, el hermano del elegido, El rey espartano cedió en matrimonio a su otra hija, Clitemnestra.
Así, la paz gobierna Grecia, con el nuevo flamante Rey Espartano, Menelao, y su aliado estratégico y familiar, Agamenón rey de Micenas.
Un buen tiempo se vivió tranquilamente en tierras griegas. La reina Helena era feliz y tuvo una hija con su amado esposo: Hermíone.
– FIN –
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