Autor: Mitología Nórdica.
Tiempo de lectura: 6 minutos.
Comenzamos el Mito de Odín y su ojo:
Antes de perder el ojo
En las praderas de Asgard, el primer brillo del sol sobre todo el verde césped hacia relucir la increíble naturaleza con la cual el gran reino contaba. En ella, los dioses entrenaban, corrían o simplemente paseaban.
Una rara mañana, el joven Odín, salió en busca de sus hermanos recorriendo así todas las praderas, pero estos no aparecían.
Extrañado, se preguntó:
- ¿oh, dónde se habrá metido «Vili»? Tampoco aparece «Ve». Hermanos, es que, ¿me quieren jugar una broma pesada?
Ningún lamento hizo aparecer a sus hermanos, más lo que sintió aparecer en su interior fue algo de preocupación.
Es extraño que los dioses tengan estos sentimientos. Pero, en ese momento, Odín contaba con sus dos ojo, más no con el poder de verlo y saberlo todo, incluido el pasado y el futuro.
¿Podría Odín encontrar a sus hermanos sin conocer todo?
En busca del conocimiento infinito
Los ojos de Odín, no veían más allá de lo que se les estaba permitido. Evidentemente ni sabía el pasado ni el futuro de lo que pueda pasaren el universo nórdico.
Pero, recordó sobre un lugar, donde se decía que se encontraba la sabiduría infinita, el conocimiento del espacio y tiempo.
Cogió su griscaballo de 8 patas, Sleipner, y partió rumbo al centro del árbol del universo (Yggdrasil). Debajo de una de las raíces de este, se encuentra la fuente.
Al llegar a la rivera de la laguna, notó que en ella la luz se refractaba y hacia una fiesta de colores al aire. Hipnotizado quiso tomar una bebida para aplacar su sed.
Pero una voz estruendosa lanzo cual dardos unas cuantas palabras, en negativa, para referirse al Odín como trasgresor del destino.
- Oh, tú, gran dios Odín, pretendes saber los secretos del cosmos y del universo. Esto no es posible para ti.
Extrañado Odín volteo a ver quién se refería a él.
Apareció frente a él una cabeza gigante, sin cuerpo, estancado al borde del pozo.
El guardián dela fuente
Odín pudo ver a ese gigante que le vocifera injurias, pues no quería que este tomara de la fuente.
- ¿Qué pasa? Oh gran cabeza, es necesario que beba, y mi caballo también,venimos desde lejos.
- Odín, dios asgardiano, esa fuente contiene la sabiduría infinita, y el poder de ver más allá del presente mismo. No te está permitido tomar de ella.Yo, el gigante, Mimir, no puede permitirlo
- Pero ¿de que esta hecho ese lago?, nadie puede tomar?
- Nadie, de que sirve que las personas sepan de antemano su destino. Eso es contradictorio a la vida misma.
No podía creer lo que escuchaba, Odín le entraron las ganas de poseer ese poder. Sin embargo, al escuchar a la cabeza hablar tan alto, sentía que sus oídos se romperían por la bulla.
- Daría un ojo de mi cara por beber de esa fuente –Susurró.
Mientras Odín daba media vuelta, acongojado, pensó en como lograría encontrar a sus hermanos.Pero, Escucho una voz interesada.
Le costó un ojo de la cara
Mimir, quien despuésde escuchar con sus agudos oídos las palabras del joven dios, sintió como sus ojos se llenaban de una viva llama.
Aquella mirada picara que le entró a la cabeza del gigante, sugería que este podría ceder ante la ofrenda de Odín.
- Así que darías un ojo por un sorbo de esta fuente, oh, poderoso dios Odín.
Odín, no midiólas consecuencias de sus palabras, pero pensó en aquel poder que al entregar su ojo poseería.
Después de desgarrarse la cuenca de un ojo, lo separo de las membranas que lo unían a su cabeza.
Así pues entrego uno de sus más preciados vienes, su ojo, por el conocimiento infinito del tiempo y del espacio. Tirándolo en centro de la fuente, este callo hasta el fondo.
Sacrifico un ojo de la cara, por ser el ser con más sabiduría de todo el universo nórdico.
– FIN –
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