Autor: Fábula andina
Tiempo de lectura: 6 minutos.
Ahora te cotamos la fábula del zorro y el Loro:
Antes que se conozcan el zorro y el loro
Una noche de cada mes, el zorro, buscaba un cielo sin nubes y sin otras luces, en otras palabras el lugar más despejado para subir a la colina más alta.
Encontrando su lugar, este se posó sobre sus patas traseras y mirando al infinito cielo, elevaba suspiros de soñador.
- Oh hermosa Luna, con este color plateado que me alumbras, y vuelves todo alrededor más claro. ¿Puedo yo llegar donde tu estar y tener un pedacito de ti?
Sin saber realmente el tamaño de la luna ni a cuanta distancia estaba, así fantaseaba nuestro amigo el zorro.
Él, quería llegar hasta la luna, y entre tanto pensar entonces tuvo la idea. Apurado se fue a conseguir los materiales y a buscar su transporte.
La idea del zorro para llegar a la Luna
En cuanto consiguió la soga que necesitaba, fue a buscar a su amigo el condor, y le rogo que lo llevara hasta la luna.
El condor entendía la miseria del zorro, pues no podía volar. Y le dijo.
- Amigo zorro, si tú de verdad quieres llegar hasta allá, debes saber que es un largo, muy largo viaje.
- No me importa con tal de poder tocar la luna.
- Bueno, si esa es tu decisión, amárrate fuerte, y vamos de una vez.
Con la cuerda, el zorro se amarró de tal manera que ninguna manera se podía soltar, el condor cogió la cuerda y comenzó su ascenso.
- ¿No te da miedo las alturas no? – Dijo el Condor
- Para nada, estoy hecho para esto. – Le contesto el zorro, sin importarle que él no podía volar.
El zorro y el loro se conocen
Después de un rato de andar de camino arriba. El zorro ya no podía con sus ganas y cantaba:
- Luna, Luna, Luna, ¡tú sabes que te quiero! Oh luna ya estoy más cerca y cuando regrese me traeré un pedacito de ti.
- JAJA, JAJA, JAJA – se escuchaba a lo lejos
Trepado en la cuerda, el condor ni se inmutaba, mientras el zorro miraba a todas partes.
- Jaja, jaja, jaja – chillaba un Loro que se acercaba
- Oye tú, ¿qué te crees? ¿por qué te ríes de mí?
El zorro no podía con su enfado, pues sentía que sus sueños no debían ser objeto de burla. Y es así, cuando quien sueña tampoco debiera escuchar las críticas ni malas intenciones de los demás
Pero, el loro seguía riendo, mientras el zorro se ofuscaba más.
- Ya cállate loro viejo, loro ocioso y hocicón.
Como era de esperarse el zorro seguía prestándole mucha atención a las expresiones del loro, quien ya no aguantó, y se lanzó a atacarlo.
El zorro podía defenderse sin problemas, pues un loro no le podía hacer daño.
El loro, viéndose en desventaja, comenzó a picotear la tensa cuerda hasta romperla.
El condor se sintió mas ligero en su subida. Mientras el zorro caia sin remedio.
En ese momento, mientras iba a toda velocidad hacia abajo, veía al condor subiendo y a un lado la Luna brillando.
- Oh Luna, te he fallado, mi sueño, mi amor, mi precioso, y todo por distraerme con palabras de otros que no me entienden.
– FIN –
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