El león y el zorro: Y además no seas bocón

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Prepárate para la fabula del Zorro con el León

Antes del encuentro del león y el zorro

Una mañana un solitario León y también muy hambriento dejo su guarida en busca de lago que llevarse a la boca. Nada encontraba pues los animales ya sabían que cerca vivía el gran “rey de la selva”.

Camino bastante antes de sentir el olor de algún rastro de comida, su nariz le indico que cerca, había un lanudo.

Al acercarse más, el león atrapo a una hermosa llama, de la cual se sacio hasta el hartazgo.

No quería desperdiciar la comida, pues sabía lo difícil que era conseguirla.
El gran león se apresuró a rascar la tierra y guardar su alimento mientras se repetía:

– Estoy tan lleno, pero luego vendré por ti, oh pedazo de carne delicioso.
Miro alrededor que nadie lo descubriera y al no ver nada se retiró.

Vio el zorro al león

El hambre no atacaba solamente a unos, sino también a otros animales, como por ejemplo un astuto y ágil zorro.

Aquel zorro llegó a oler de lejos el gran botín del león, y mirándolo desde un ángulo lejos de la gran bestia, vio su escondite.

Menudo almuerzo se metió el zorro a costa del león.

En cuanto a cabo pasó a retirarse sin más, y decidió acechar al león una vez más por degustar de las reservas del otro.

No camino mucho hasta que sintió el peso del banquete que se había dado, acomodando un par de ramitas y hojas, este hizo un cama, y se hecho a dormir.

Nada podía ser mejor que una siesta después de comer.

Regresa el León sin saber del zorro

Llegadas las horas de la tarde, el bravo animal escucho un sonido como un rugido.

Pero se dio cuenta al instante que era su mismo estomago que le pedía la comida que había guardado.

Al paso que pensaba en la comida daba pequeños saltos de felicidad:

– Que rico comeré, todo me está yendo bien.

Cuando el sol se escondió por completo el animal llego al lugar donde enterró su comida.

El león conoció lo que era la rabia y rugía lo más fuerte posible de furia.

– No puede ser, quien ha osado tomar mi comida, es que acaso no saben ¿quién soy yo? Esto no se quedará así, ni bien encuentre al culpable morirá con mis garras – Vociferaba el león muy enfadado.
Salió este en busca del ladrón.

Encuentra el León al zorro

Todo desesperado y sin rumbo, el león anduvo buscando pistas de su ladrón, pero no encontraba nada de nada.

Decidió entonces preguntar a los demás si habían visto algo, y encontró un zorro profundamente dormido.

Quiso despertarlo, pero prefirió jugarle una broma.

Cogiendo un manojo de yerbas las paso por el hocico del zorro para hacerle cosquillas.

Pensando el zorro que eran moscas comenzó a soltar manotazos, pero al continuar estas “moscas”, el zorro dijo:

– ¡Fuera moscas! Déjenme descansar, ¿no ven que le he quitado la comida al León?

El león abrió bien los ojos al escuchar tal confesión, enseguida lo cogió del cuello y deliberó que allí iba a quedar la vida del zorro.

Pues quien se jacta de sus hazañas puede morir por su propia boca.

– FIN –