Autor: Fábula Andina.
Tiempo de lectura: 5 minutos.
Comenzamos la Fábula de los gorriones:
La familia Gorrión
Hace unos días se celebró en uno de los pinos más alto el matrimonio de una pareja de gorriones muy bonachones. Sin duda un magno evento.
Mientras el juez de paz les preguntaba si se aceptaban el uno al otro, los gorriones dijeron que sí, y recitaron sus votos nupciales.
- Oh, mi amor, bajo la sobra de este viejo y sabio pino, no podría ser más feliz, te amo y siempre lo haré. – Decía la joven gorrión.
- Siempre tengo que decir, pero hoy estoy sin palabras, te veo y ya fui. Quiero hacerte feliz toda mi vida. – Le contestaba el novio.
La pareja, después de la migración, se instaló en grande y verde aliso. Tardaron unos cuantos días en terminar su nido.
Vivieron felices por largo tiempo, hasta que, por fin, llenaron el nido con sus primeros huevos. Sus esperados hijos.
Los hijos de la familia gorrión
No pasaron ni 2 semanas, cuando el primer huevo comenzó a moverse, el segundo comenzó a dar vueltas y por fin, el 3er huevo era picoteado por dentro, pues el polluelo ya quería salir.
- Mama, mama, mama, ¡mamaaa! – Comenzaron a chillar las pequeñitas aves.
- Aquí estos mis bebes, yo los voy a cuidar.
Los pequeños polluelos conocieron a su madre, y luego el padre ya preparado trajo de comer unas cuantas lombrices que comieron con mucho gusto.
La felicidad se sentía en la familia. Pero aún no decidían los nombres de los hijos, pues estaban muy ocupados haciendo una casa más grande y trayendo comida para todos.
Desde que nacieron los gorriones comenzó una orquesta de sonidos. La cual llegaba hasta las casas de las personas cercanas.
El niño y los gorriones
No muy lejos del árbol de aliso donde vivían los gorriones, se encontraba Jaimito, quien era un niño que su cuarto daba de frente a los sonidos que daban los bebes gorrión.
Este niño, se levantaba muy temprano para escucharlos cantar, pero ya luego su madre lo llamaba y se lo llevaba al colegio.
Llego el fin de semana y Jaime no debía ya ir al colegio en sábado, después de su desayuno se propuso ir a buscar a quienes lo despertaban con tan lindos sonidos.
Una vez guiado por el ruido de los gorriones bebes, llego al aliso y decidió treparlo.
Allí, subió rama tras rama, removió hoja por hoja, hasta por fin ver el nido.
- Mama, mama, mama. – Gritaban los críos mientras, sin darse cuenta, el niño ya había acercado sus narices al nido.
- Pero si son unos pollitos. – Dijo Jaimito. – Los voy a llevar abajo a su corral.
El pequeño niño no sabía que eran bebes de la familia gorrión.
Nuevamente la Familia Gorrión
La mama gorrión quien se había escondido gritaba desesperada, o chillaba a oídos del niño, que ni se percataba.
El papa de la familia gorrión regreso poco tiempo después, y pregunto por su casa y sus hijos, pues no los veía.
- Donde esta, oh amor, la casa que construimos para nuestros bebes, donde están ellos ahora donde te los haz llevado?
- Yo no me los he llevado a ningún lado. Fue ese niño que tiene el nido con nuestros bebes bajo el poncho.
- ¿Por qué hizo eso?
- No lo sé, pero son tan chiquitos y desnuditos.
- Bueno, no importa – dijo el padre – Todavía podemos tener más hijos.
La madre desconsolada, miro con profunda pena como se llevaban a sus críos, y le reprocho al padre:
- Que pena que digas eso, como a ti no te dolió parirlos, ni sufriste, te da igual. ¡Así son todos Uds. Los hombres!
Luego de un tiempo la familia gorrión volvió ser numerosa, y tuvieron una gran descendencia, el tiempo lo arregla todo.
– FIN –
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