Autor: Fábula de Montaigne
Tiempo de lectura: 5 minutos.
Comenzamos con la Fábula de 2 caballos
Los dos caballos de pequeños:
Fueron creciendo dos pequeños caballos en un rancho, sus dueños tenían muchas expectativas con ellos. Pues al precio que los consiguieron eran una ganga.
Al entrenarlos se encontraron con que estos no eran hermanos, eran 2 tipos de caballos muy diferentes.
Uno muy dócil que se adaptó rápido a los entrenamientos y trabajos a los que fue sometido.
Mientras que el otro no podía seguirle el ritmo, su contextura no era la indicada para realizar aquellos esfuerzos.
Al crecer sin embargo los dos fueron obligados a cumplir con las obligaciones del establo, y cargaban con el peso por muchas horas al día, día tras día.
2 caballos muy diferentes
Cierto caluroso día, el sol cubría todo el campo hasta donde se veía. Las pobres cabezas de los que trabajaban en el campo hervían al humor del sol.
Los caballos iban uno a lado del otro, cada uno con su respectiva carga. Ninguno había protestado hasta el momento de su trabajo.
Uno de ellos se paró bruscamente, sin ninguna explicación no quiso andar más.
Su dueño tuvo que parar al otro caballo y pasar todo el peso de uno a otro.
Una vez terminado el otro caballo siguió su rutina laboral como si nada hubiera pasado.
Cuando su amigo lo vio le dijo:
- ¡Trabaja y Transpira! Cuanto más te inclines a cargar con tus labores, más peso te harán cargar.
El otro caballo sin inmutarse, prosiguió con su trabajo y ni le prestó atención a aquellas palabras.
- ¿Puede de verdad toda esa comida que te dan, alejar tus ganas de correr libre por los verdes campos?
Nada, quebraba las ganas de trabajar del primer caballo.
La decisión de los dueños
Al terminar el día los dueños trajeron un veterinario para ver a su animal, pero nada raro le encontraban.
- Sr. Su caballo se encuentra en perfecto estado de salud, creo que solo es un haragán.
El dueño, consternado, le dio varios días de oportunidad a su perezoso caballo, sin embargo no conseguía que éste realice las actividades que se necesitaban.
Muy tarde ya en la noche, el amo del caballo llego a la taberna, quejándose y maldiciendo.
- Tengo 2 caballos pero solo 1 realiza todo el trabajo, que injusticia.
No podía contener su rabia, había sido estafado y más aún pensaba en todos los gastos que debía correr con este caballo.
- Haré mejor en darle toda la comida a un solo caballo y desaparecer al otro, al menos tendré cuero.
Así lo hizo. El caballo dejo de ser indispensable y tuvo un final prematuro. El otro caballo trabajo toda su vida, pero comió decentemente, nunca se preguntó qué era “correr libre por los verdes campos…”
– FIN –
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