Autor: Voltaire.
Tiempo de lectura: 5 minutos.
Comenzamos el Cuento:
Decía un día el sabio del pueblo a una mujer triste y desconsolada, quien tenía motivos suficientes para estarlo: Señora, la Reina de Inglaterra, no fue menos desgraciada, la botaron de su reino, vio morir a su esposo, el Rey, y murió ahogada en el océano. Mucho lo siento, dijo esta, y siguió llorando.
Acuérdese, de la desdichada vida de la Reina de Escocia, quien encontrando el verdadero amor, sus malas decisiones arrebataron sus sueños, su músico, su amor. Después de pagar su culpa moriría sin remedio. ¡cruel suceso! Respondió ella, pero siguió llorando.
Habrás oído, en el amor, como en la guerra, todo se vale, la hermosa Juana de Nápoles, fue apresada y ahorcada. Una idea confusa tengo de eso. Y esta siguió llorando.
Te contaré, añadió el otro, la aventura sucedida en mis tiempos de una soberana destronada después de cenar, y que ha muerto en una isla desierta. Toda esa historia la sé, respondió la dama. Y siguió llorando.
Te diré, lo que le paso a una princesa, quien conoció un gran amor, pero su familia no aceptaba la relación. El padre, encontrándolos, desato en furia y abofeteo al mancebo. Este respondió tirando lo primero que encontró en la cabeza del padre. La pobre princesa de los nervios salto por la ventana y se fracturo la pierna. El muchacho fue condenado. Y la coja presencio todo. Yo la conocí, y la iba a ver, dijo la mujer para seguir llorando.
«Por qué no quiere Ud. que llore mis desgracias«. «Pues, por que no es para nada acertado elegir sufrir frente a acontecimientos pasados. Contempla a María, a Hécuba, a Hiparquía«. «Si acaso tan dignas mujeres hubieran tenido oportunidad de escucharlo, ¿le habrían hecho caso?» Dijo la señora, y ¡ay, siguió llorando!
Poco después, perdió el sabio a uno de sus hijos, falto poco para que este muriera de sentimiento. La señora mando a hacerle una lista con monarcas y príncipes para consolar al viejo. Quien leyó el documento pero siguió llorando. Al cabo de un TIEMPO, se vieron estos de casualidad, sorprendidos de estar de buen ánimo y contentos. Levantaron una hermosa estatua al Tiempo: el mejor remedio.
– FIN –
0 comentarios