Alí Babá y los cuarenta ladrones

Comenzamos el Cuento:

Persia, el hogar de Alí Babá y los cuarenta ladrones

Alí Babá era el menor de 2 hijos, a quienes, su padre fallecido, les dejo la poca herencia que poseía. El mayor pudo asegurar su futuro casándose con la hija de un vendedor del mercadillo.

Mientras, Alí Babá, con un corazón más noble, no pensaba en cosas materiales, mas solo pensaba en traer que comer a su pequeña familia.

En la antigua Persia, Alí Babá, era leñador, y poseía 3 asnos los cuales le acompañaban a las montañas  para luego cargar la madera que su dueño cortaba.

Una mañana, el joven leñador, se encontraba ya en lo alto del monte apunto de cortar el árbol elegido, cuando de pronto sintió como un pequeño temblor y el sonido de una estampida.

Al hacerse más fuerte, este subió a la copa de un árbol rápidamente, mientras veía acercarse toda una manada de caballos montados por bravos jinetes.

El miedo que sentía Alí Babá se hacía más grande, en medida que los caballos rodeaban el grupo de árboles donde él estaba subido.

Alí Babá conoce a los 40 ladrones

¡Alto! –  Dijo el jefe de los bandidos. Al ver que no se encontraba nadie alrededor, baja de su caballo, y todos lo siguen.

Este se paró frente a una roca enorme y lisa, a la cual parecía hablarle:

• ¡Ábrete Sésamo!

En ese preciso momento, un movimiento extraño ¡un temblor!, algo pasaba; La roca se abrió en 2, y dejo ver una profunda cueva a la cual entraron los 40 hombres con su botín. Después de oír: ¡Ciérrate Sésamo!- la roca se cerró.

El pequeño Alí Babá estaba muy asustado para moverse y espero que estos salieran, para luego el mismo probar la frase mágica que había aprendido. Y Así, él leñador entro a la cueva, vio tantos tesoros de oro y plata que una vida no le alcanzaba para contarlos.

Regreso a su hogar con 2 sacos en cada asno, probando sus nuevas palabras mágicas, hizo que su puerta se abriera e hizo entrar a las mascotas.

– ¡Por Aláh!  ¿De dónde haz traído eso? Por favor llévatelo antes que caiga la desgracia a esta casa.

– Mujer, el más generoso, Aláh, es quien nos ha enviado esto, no temas y ayúdame a esconderlo.

Un mal presagio para Alí Babá

La esposa de Alí, no pudo ocultar su alegría y se encontró con su cuñada, quien sabia de su pobreza, pero al verla comprando tantas cosas mando a su esposo a preguntar.

Kásim, el hermano mayor de Alí Babá, le exigió explicaciones, y el bueno contó todo con detalle, Alí Babá y los cuarenta ladrones, pues era su hermano y no dudaba de él.

El buen corazón de nuestro humilde leñador, no anticipó el oscuro destino de su hermano, quien acompañado de 10 mulas, entro a la cueva, y al ver todo el Oro, quedo estupefacto cogiendo todo lo que pudo.

Ya listo para irse dijo: “Ábrete, cebada”; pero nada pasaba.

Grito más fuerte: “ÁBRETE, CEBADA”, “ÁBRETE, HABA”, “ÁBRETE, AVENA”, “ÁBRETE, TRIGO”; y nada pasaba.

Cruel destino que hizo olvidar las palabras mágicas a tan desdichado hombre, en el momento que llegaron los 40 ladrones tomaron sus espadas y separaron las piernas, brazos y cabeza del cuerpo de Kásim.

Preocupado Alí Babá, sale en busca de su hermano, a quien encuentra por partes dentro de la cueva. Retiro los pedazos para poder darle una correcta sepultura.

La venganza de los 40 ladrones contra Alí Babá

Después de días, los bandidos al darse cuenta que no estaba el cuerpo de su victima, se preocuparon, y planearon una incursión a la ciudad para encontrar al cómplice de quien habían matado.

El plan fue: Vestir al jefe como vendedor de aceite, y en los toneles que llevaría, meter a sus compinches hasta que llegue la hora de la masacre.

Así, casa por casa, llegaron frente al hogar de Alí Babá, y este fue consultado por su hospitalidad para con ese viejo vendedor de aceite.

El ex-leñador invito al comerciante a su casa, metiendo los toneles al patio. Cenaron y se fueron a dormir.

Para esto, la esclava de Alí Babá tenía problemas con su lámpara; pensó en sacar un poco de los toneles de su huésped.

Al estar cerca, se da cuenta de extraños sonidos, golpeando un barril, esta escucha a alguien decir: ¡Es hora, el jefe quiere que salga!- a lo que ella contesta en voz baja, “No, mozo, tu amo duerme todavía, espera a que se despierte”; y nada paso en ese momento.

La esclava  que sabía de los 40 ladrones, conto 39 toneles más un huésped, y se aterro, pero el miedo lo guardó y tiró el poco aceite que tenía encima de los toneles, prendiéndolos en fuego, mató a todos los bandidos.

Y el Jefe de ellos, al levantarse para comenzar con su macabro plan, se da cuenta de lo sucedido, y es encarado por la esclava y Alí Babá, quienes le dan muerte en ese momento.

Alí Babá y los cuarenta ladrones muertos, era por fin libre de miedos y con una fortuna que jamás soñó, dio la mano de su confiable esclava a su hijo mayor. Viviendo felices por mucho tiempo.

– FIN –